En los últimos años es evidente que ha aumentado exponencialmente el nivel preocupación por todo lo relacionado con los temas de salud. Somos más conscientes de nuestra relativa fragilidad y buscamos el camino que nos permita revertir o ralentizar los efectos del inexorable paso del tiempo. Queremos envejecer lentamente y morir jóvenes lo más tarde posible.
Para ello tratamos de mantener en el tiempo una serie de hábitos -y desterrar otros- que generan consenso a nivel científico y médico. Hacer ejercicio y adherirnos a un patrón dietético saludable, son los pilares fundamentales sobre los que solemos trazar nuestro plan, pero no hay que olvidar la importancia de un adecuado descanso o de un manejo de las situaciones que pueden generar estrés y en ultima instancia problemas de salud mental.
Sin embrago, en ocasiones llevamos al límite determinados comportamientos que percibimos como saludables y que, no obstante, pueden derivar en importantes problemas a todos los niveles. Sin ir más lejos, en lo que se refiere a la dieta, hemos llegado a un punto en el que, en algunos casos, pensamos en calorías y demonizamos determinados alimentos y nutrientes de forma bastante arbitraria. Comer sano es bueno, hasta que se convierte en una obsesión.
Un problema en auge
De ahí que cada vez esté generando más interés un término, ortorexia, acuñado a finales del siglo pasado -durante el auge social de la salud y wellness- por el médico Steven Bratman y que se refiere básicamente a una preocupación patológica por la alimentación saludable.
“Es un trastorno psicológico complejo que puede derivar en determinadas consecuencias negativas para la salud física y mental, y que requiere de intervención profesional especializada e integral", explica la doctora Teresa Montoya, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Infanta Elena (Valdemoro, Madrid), que advierte que su prevalencia "está creciendo de manera especial en jóvenes y personas menores de 45 años".
"Hoy en día se impone la delgadez como sinónimo de éxito social; vivimos en una sociedad muy expuesta a las redes sociales que están modificando nuestro habito alimentario y existen numerosas dietas en el mercado disfrazas de estilo de vida saludable que indicen a patrones rígidos de alimentación", añade la especialista.
La ortorexia, que en la actualidad está en estudio para determinar si enmarcarla dentro de los trastornos alimentarios o los obsesivos, puede afectar aproximadamente al 1-3 por ciento de la población general, aunque es una cifra que va en aumento y puede ser considerablemente mayor en ciertos grupos demográficos, como quienes practican deporte, jóvenes o aquellos con trastornos alimenticios previos.
Problemas físicos y mentales
La ortorexia no deja de ser una forma extrema de ejercer un control sobre la dieta que, como ha explicado la doctora Montoya, puede tener importantes implicaciones. "La restricción dietética excesiva puede provocar desequilibrios en vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales para el cuerpo humano. Además, la obsesión por la pureza de los alimentos puede generar una disminución en la ingesta calórica, lo que puede resultar en pérdida de peso no deseada e incluso desnutrición", explica la jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del hospital valdemoreño.
Pero el problema van más allá de una mera cuestión física ya esta condición puede causar “ansiedad extrema, estrés y aislamiento social". "Quienes la sufren a menudo experimentan una sensación de culpa abrumadora cuando se ven obligadas a comer alimentos que consideran no saludables; esta preocupación obsesiva por la calidad de los alimentos puede dominar sus pensamientos y afectar negativamente su calidad de vida en general", explica la especialista en endocrinología.
Cómo abordar la ortorexia
Como sucede en otros casos, quien sufre el problema puede no ser consciente de ello o no darle la importancia que merece tras normalizarlo por lo que es importante que se pongan en marcha programas de prevención y concienciación que ayude tanto a quien lo sufre como a su entorno a detectar el problema.
La ortorexia requiere intervención profesional, especializada e integral que generalmente implica terapia cognitivo-conductual para abordar los patrones de pensamiento distorsionados y ayudar al individuo a desarrollar una relación más equilibrada y saludable con la comida, además de incidir sobre su posible relación con la depresión o el trastorno obsesivo-compulsivo.
"Al comprender mejor la relación entre la ortorexia y otros trastornos psiquiátricos, los profesionales de la salud pueden desarrollar estrategias más efectivas para la evaluación y el tratamiento de este trastorno", concluye la doctora Montoya, que pide una mayor investigación, colaboración entre investigadores, profesionales de la salud y formuladores de políticas para abordar esta problemática de manera integral.
Álvaro Piqueras es experto en deportes y en el último lustro se ha especializado en fitness, nutrición y otros temas de salud. Trata de mantenerse al día en lo que se refiere a nuevas investigaciones y tendencias de los campos que domina para poder compartir con rigor la rutina de entrenamiento que puede inspirar un cambio en tus hábitos, las propiedades de los alimentos que deberían formar parte de tu dieta o los hallazgos científicos que pueden mejorar el bienestar físico y mental de personas como tú.
Comenzó su trayectoria en medios locales y regionales de la tierra de Don Quijote, concretamente en Albacete. De ahí dio el salto a medios de ámbito nacional tras un enriquecedor paso por una maravillosa agencia de publicidad independiente con nombre de canción de los Beatles (GettingBetter), aunque siempre mantuvo intacta su vocación periodística.
De ahí que persiguiera su sueño de trabajar para alguno de los principales grupos editoriales del país como Prisa, Vocento y ahora también Hearst. Quizá le hayas leído en la versión digital del Diario As, abordando infinidad de temáticas, o en ABC y otras cabeceras y revistas del grupo elaborando reportajes de branded content para grandes marcas, multinacionales e instituciones. Y si no has tenido la ocasión, este es el momento de hacerlo en Men’s Health y Runner’s World.
Como no podía ser de otra forma, confiesa ser un amante de la práctica deportiva y desde muy pequeño ha probado con disciplinas tan dispares como atletismo, fútbol, baloncesto, tenis, ciclismo o natación. Unas veces sintiendo la adrenalina de la competición, y otras simplemente disfrutando de los beneficios de la actividad física. Ahora le ha dado por los ejercicios funcionales y el boxeo porque tiene la certeza de que el saco es incapaz de devolverle los golpes.
Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Alicante, también posee formación específica en gestión y dirección de RRSS, planificación estratégica y diseño gráfico. Últimamente se ha adentrado en el universo de la inteligencia artificial generativa aplicada al periodismo, pero jura y perjura que no la emplea profesionalmente porque, entre otras consideraciones, sigue disfrutando de cada palabra que escribe tras 20 años de experiencia en el sector de la comunicación.
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