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El auge de los viajes espaciales, tanto de astronautas como de turistas, ha hecho que la medicina se centre cada vez más en los efectos que la ausencia de gravedad tiene en estos viajeros. Lex van Loon se graduó en Medicina Técnica, luego realizó un doctorado en Señalización Médica y trabajó en este campo con expertos en Ingeniería Eléctrica, Matemáticas e Informática. Su trabajo se centra en modelar y predecir las consecuencias fisiológicas de nuevas estrategias terapéuticas específicas de cada paciente. Para ello combina habilidades en modelización matemática con el uso de inteligencia artificial en biocomputación.

“La exploración espacial siempre ha cautivado nuestra imaginación, ofreciendo la promesa de descubrir nuevos mundos y traspasar los límites de la capacidad humana – explica Van Loon en una entrevista-. A medida que los viajes espaciales comerciales se vuelven más accesibles, es posible que pronto personas con diversas condiciones de salud subyacentes, incluida insuficiencia cardíaca, se encuentren entre quienes se aventuran más allá de la atmósfera de la Tierra. Esto plantea preguntas críticas sobre el impacto de los viajes espaciales en los humanos con posibles problemas de salud subyacentes. Mi investigación reciente profundiza en este tema y ofrece ideas que podrían dar forma al futuro de los viajes espaciales”.

Para Van Loon, la demografía de los viajeros espaciales comerciales está cambiando, e incluye cada vez más a personas mayores y ricas que pueden no gozar de una salud óptima. A diferencia de los astronautas profesionales, estos turistas espaciales normalmente no se someten a exámenes de salud rigurosos ni a entrenamiento físico. Este cambio requiere una consideración más amplia de las condiciones de salud, como la insuficiencia cardíaca, la diabetes y otras enfermedades crónicas, en la planificación de misiones espaciales.

“Tradicionalmente, la medicina espacial se ha centrado en los efectos de la microgravedad en los astronautas sanos – confirma Van Loon -. Sin embargo, la inclusión de astronautas no profesionales con condiciones de salud preexistentes exige una comprensión más profunda de cómo la microgravedad afecta a estos individuos. Los desafíos cardiovasculares únicos que plantean los viajes espaciales podrían afectar significativamente a los pacientes con insuficiencia cardíaca, lo que la convierte en un área de estudio esencial.

Una estrategia adecuada para estudiar las consecuencias y las posibles terapias es recurrir a ensayos en microgravedad. En el entorno de microgravedad del espacio, el cuerpo humano sufre cambios significativos. Uno de los efectos más notables es la redistribución de los fluidos corporales, provocando lo que comúnmente se conoce como síndrome de la “pata de pájaro con cara hinchada”.

“Imagínese a una persona con una cara hinchada y piernas delgadas, casi cómicamente delgadas, como un pájaro – explica Van Loon -. Este cambio de líquido da como resultado una reducción de la acumulación venosa en las piernas y un aumento de la presión venosa en la parte superior del cuerpo. Para las personas sanas, el sistema cardiovascular puede adaptarse a estos cambios, pero para los pacientes con insuficiencia cardíaca, los riesgos son sustancialmente mayores”.

Dada la falta de datos del mundo real sobre pacientes con insuficiencia cardíaca en el espacio, el equipo de Van Loon recurre al modelado computacional para simular los efectos de la microgravedad. Al ajustar los parámetros de este modelo a las condiciones individuales, se puede predecir cómo podrían responder los pacientes con insuficiencia cardíaca durante los viajes espaciales con un alto grado de precisión.

“Nuestras simulaciones revelaron que la entrada en microgravedad aumenta el gasto cardíaco en todos los individuos – afirma este experto -. Sin embargo, para los pacientes con insuficiencia cardíaca, este aumento del gasto cardíaco va acompañado de un aumento peligroso de la presión auricular izquierda, que puede provocar edema pulmonar, una afección en la que se acumula líquido en los pulmones, lo que dificulta la respiración”.

A medida que los viajes espaciales comerciales se vuelven más accesibles, es primordial garantizar la seguridad de estos turistas, especialmente aquellos con enfermedades crónicas.

“Una vía prometedora para la investigación es el desarrollo de gemelos digitales humanos – concluye Van Loon -. Un gemelo digital humano es un modelo virtual muy detallado de los sistemas fisiológicos de un individuo. Al crear estas réplicas digitales, podemos simular varios escenarios y predecir cómo diferentes condiciones, como la microgravedad, podrían afectar la salud de un individuo. Este enfoque permite evaluaciones de riesgos personalizadas y contramedidas adaptadas. El sueño de los viajes espaciales está más cerca que nunca, pero conlleva la responsabilidad de comprender y mitigar los riesgos para la salud asociados con esta nueva frontera”.


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